Los «temidos» papilomas

Los papilomas son verrugas plantares, que al aparecer en el pie, suelen crecer hacia dentro provocando dolor y contagiándose fácilmente.

No se sabe el motivo por el que afecta a algunas personas y a otras no, pero si sabemos que las personas con una sudoración excesiva, heridas, hongos y en definitiva todo lo que sea un sistema inmunológico más debilitado, son más propensas a contagiarse.

Suelen manifestarse en un primer momento como un pequeño “granito” que no presenta ninguna sintomatología. Esto hace, que como no solemos mirarnos los pies muy a menudo, no nos demos cuenta de su presencia hasta que pasan tres o cuatro meses y alcanza un tamaño más grande, profundizando más en la planta del pie y produciéndonos molestias al caminar o al manipularlo.

Son muy contagiosos. Pueden pasar de una, a cientos de verrugas en el mismo pie y además infectar a otras personas, por lo que no sólo no deben tocarse, sino que además es conveniente tratarlos lo más rápidamente posible.

Hay infinidad de tratamientos que adaptaremos según el paciente y la situación. Se pueden tratar con productos cáusticos, con crioterapia, con bisturí eléctrico, con vesicantes, inyectar distintas sustancias,….., pero todo ello, deberá evaluarlo su podólogo de acuerdo a su experiencia, a la edad y a la actividad del paciente, a su estado de salud, a la localización del papiloma, al tiempo que lleve la verruga, etc. Es importante tener en cuenta que cada papiloma es único y no se puede saber ni lo que va a durar el tratamiento ni si va a ser o no completamente eficaz, ya que muchas veces depende de la reacción de cada paciente y se hace necesario una combinación de diferentes terapias.

De todas maneras y como siempre aconsejamos, es imprescindible una prevención a la hora de acudir a piscinas, gimnasios, duchas públicas y sitios donde haya más gente descalza, simplemente usando escarpines y mirándonos el pie a menudo acudiendo al especialista a la mínima señal.